Casi un día como otro cualquiera de verano. Me levanté corriendo por mi hermana y me marché, aún sin desayunar, a casa de Andrea y Alicia pues nos íbamos a la piscina. Pero resulta que después de tanto correr, ellas aun no habían termminado. Les quedaba desayunar, coger las cosas y peinarse... Así que me invitaron a desayunar allí, algo que, con el hambre que tenía, no rechacé.
Después, en la piscina, me harté de reír con mi hermana aunque la hermana de Andrea estaba siempre dando un poquito por saco. Si nosotras (mi hermana y yo) nos abrazábamos, ella también, si nos enfadábamos le decía a su hermana: tú a mí sí que me quieres, ¿verdad?...
Y era para meterle un guantazo, en serio...
Esque salía yo, bueno vamos a dejarlo ahí...jajajajaja
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